Dora Faga tenía 70 años, era ex empleada municipal, sufría una demencia senil desde hacía tres años y falleció a mediados de junio pasado. Su familia le hizo un breve velatorio a cajón cerrado y al día siguiente, siguiendo con su voluntad en vida, la cochería puso en marcha el trámite de cremación. Pero las cenizas nunca llegaron a las manos de sus dos hijos: se extraviaron y nadie sabe dónde están.
El insólito caso, que fue publicado por el diario Clarín, ocurrió en Rosario. Según la denuncia de la familia damnificada, la casa velatoria debía entregar la urna en un plazo máximo de 30 días, pero pasaron más de cuatro meses y siguen esperando.
"No hay muchos antecedentes en la país de algo así. Estamos hablando de una doble pérdida para esta familia: perdieron a un ser querido y perdieron sus restos. El daño es irreparable", explicó a Clarín el abogado Fernando Varano, a cargo del caso.
Al principio, contó el letrado, la cochería quiso ganar tiempo con excusas absurdas. Hasta deslizaron que la responsabilidad era de la familia por no haber ido ellos mismos al cementerio a buscar la urna. Sin embargo, en los últimos llamados reconocieron "una cadena de errores".
"No tenemos las cenizas, les pedimos mil disculpas", admitieron ante el insistente reclamo. A modo de resarcimiento, la cochería ofreció servicios sociales sin cargo para todos los integrantes de la familia y "terapeutas gratuitos para sobrellevar el sufrimiento". Pero los hijos de la mujer fallecida rechazaron todo ofrecimiento y decidieron llevar el caso a la justicia.
El abogado presentó audios telefónicos en donde las autoridades de la cochería reconocen el extravío, el contrato que unía a las partes, el certificado de defunción y el acta que la mujer firmó en 2012 en las oficinas de la empresa dejando por escrito su voluntad de ser cremada.